martes, 6 de mayo de 2014

MES DE MARÍA

OBSEQUIOS
que los hijos amantes de María suelen tributar a esta amabilísima Madre, y que pueden servir de flores espirituales ara el mes de María.

1. Consagrarle el mes de Mayo. Apenas hay ya en el mundo católico provincia donde no se haga el mes de Mayo.

2. Tener adornada una imagen de María en casa y obsequiarla lo mejor que se pueda. Tanto gusta esta Señora del culto que tributamos a sus imágenes, que restituyó a San Juan Damasceno la mano que los herejes iconoclastas le habían cortado en odio de los escritos en que defendió las sagradas imágenes.

3. Saludarla afectuosamente al pasar delante de una iglesia o imagen de María. ¡Qué dicha la de San Bernardo! Saludábala como era su costumbre y un día esta tierna madre le devolvió la salutación diciendo  Dios te salve, Bernardo.

4. Pedirle la bendición al levantarse por la mañana y al acostarse por la noche. (Se ganan 800 días de indulgencia cada día, además de una plenaria confesando y comulgando una vez al mes). Así lo hacía San Estanislao de Kostka y mereció comulgar en dos ocasiones de mano de los ángeles y que María Santísima pusiese al Niño Jesús en sus brazos.

5. Al salir de casa, pedir a la Virgen bendiga tus pasos y acciones. Habiéndolo practicado así el gran Patriarca Santo Domingo, logró convertir innumerables almas y que María asistiese a su muerte y le convidase con la Patria celestial.
6. Inspirar la devoción a María a otros, sobre todo hijos y dependientes. 
7. Decir con gran afecto el Avemaría cuando diere la hora. "Este es el mejor modo de saludarme", dijo Nuestra Señora a Santa Matilde, y el eximio doctor Francisco Suárez decía que habría dado toda su ciencia por el mérito de un Avemaría rezada con devoción.
8. En los peligros y en las tentaciones, acogerse al manto de la Virgen.
9. Decir mañana y tarde un Avemaría con esta oración: ¡Oh Señora mía! ¡Oh Madre mía!
10. Llevar siempre algún escapulario de la Virgen. Luis XIII llevó también esta santa librea del Carmen, porque en el sitio de Montpellier vio a un soldado que, habiendo recibido un balazo, quedó ileso, aplastándose la bala en el santo escapulario.

11. Oír o hacer celebrar Misas en honor de María Santísima. 
12. Visitar alguna iglesia o altar consagrado a María.
13. Dar limosna a los pobres en obsequio de esta Señora, encargándose recen un Avemaría. 
14. Visitar y consolar algún enfermo por amor de María.
15. Socorrer a las almas del purgatorio más devotas a María. A Santa Brígida, que tenía esta devoción, dijo la misma Virgen que era uno de los obsequios que más la complacían.
16. Entrar en alguna congregación de la Virgen y observar fielmente los estatutos.
17. Llevar alguna medalla de la Virgen y apretarla contra el corazón de cuando en cuando diciendo: "Yo os lo entrego para siempre, oh Madre mía". El patriarca San Ignacio, que solía hacerlo a menudo, mereció ser más de treinta veces visitado de la Virgen y que le dictase, según se cree, el admirable libro de los Ejercicios espirituales.
18. Compadecerse de los dolores de la Virgen y rezar en su honor siete Avemarías. Santa Margarita de Cortona alcanzó señalados favores del Cielo por la compasión que tuvo a los dolores de esta afligida Madre.
19. Tener los sentidos, principalmente el de la vista recogidos en honor de la Virgen. El angélico joven San Luis Gonzaga, que no se atrevía a mirar a la Reina, ni aún a su propia padre, mereció que la Virgen del Buen Consejo en Madrid le hablase y mandase entrar en la Compañía de Jesús.
20. Al tocar las Avemarías rezar el Ángelus aun en público. San Carlos Borromeo hasta se apeaba del caballo y se hincaba de rodillas en el lodo para tributar este obsequio a María.


21. Ejercitarse por su amor en algún oficio bajo humilde. Un día en que el venerable P. Martin Alberro de la compañía de Jesús recogía en obsequio de esta Señora la basura del colegio, se le apareció hermosísima y le encargó la mandase retratar. No saliendo el retrato conforme al original, se le apareció dos veces más para que pudiese retener y dar mejor las señas al pintor, y por fin salió el cuadro que se venera en Valencia, en la iglesia de la Compañía. 
La Inmaculada. Juan de Juanes

22. Ofrecer de cuando en cuando las penas y trabajos a María. Amasando Santa Catalina de Sena el pan para los pobres, la Virgen se la apareció y la ayudó, dándole al pan un sabor exquisito.


23. Imitar las virtudes de la Virgen. Preguntarse a menudo qué haría esta Madre puesta en las circunstancias en que yo me hallo. Fue precisamente esta imitación la que hizo que los santos alcanzaran de esta Madre grandes favores.
24. Ofrecer con frecuencia el corazón a la Virgen. Hacíalo así el Padre Ruiz de Montoya, apóstol de Paraguay, y aceptándoselo un día esta buena Madre, ella le entregó el suyo. 

25. Trabajar en la conversión de algún pecador. Exhortando la Virgen al venerable Padre Bernardo Colnago de la Compañía de Jesús, a hacer esto, le dijo: "Este es el obsequio que más me agrada".
26. Refrenar la lengua en honor de María: Observando este precioso silencio, el gran devoto de la Virgen San Juan Silenciario, mereció que toda la posteridad, extasiada, hablase favorablemente de él.
27. El principal y más agradable obsequio a María es perseverar en su devoción, cualquiera que se tenga. Habiéndose descuidado el venerable Tomás de Kempis de las devociones que solía rezar a María, vio en sueños como esta Madre dulcísima abrazaba a sus compañeros, más al llegar a él, "¿Qué aguardas, le dijo con tono severo, tú, que has dejado mi devoción?

Varias mortificaciones 
EN HONOR DE MARÍA SANTÍSIMA
28. Los sábados y vigilias de las festividades de María ayunar o hacer alguna mortificación en honor suyo. No pudiendo Santa Juliana de Falconeri recibir el sagrado Viático por los continuos vómitos que padecía, pidió la llevasen a lo menos ante en Santísimo Sacramento. Al hacerlo así, desaparece al momento la Hostia Consagrada, metiéndose en el corazón de la santa. Recompensando Dios con esta acción, los muchos ayunos que Juliana guardaba en honor de María Santísima. 
Sólo este punto, ¡qué campo tan basto ofrece a los cristianos que aspiran de veras a la perfección!
¡En cuántas cosas podrían manifestar su afecto a María! ¡Qué preciosos actos de mortificación podrían hacer cada día! ¡Qué mérito no adquirirían por ejemplo, con alguna de las prácticas siguientes:

Callar cuando se les dice una palabra injuriosa.
Ceder fácilmente al parecer ajeno, sin discutir.
Privarse del gusto que naturalmente se tiene diciendo o escuchando cosas inútiles, y lo que sería mucho peor, murmurando.
Sufrir con paciencia la lentitud, poca destreza y memoria de los que nos sirven. 
Lejos de alabarse, confundirse de verse alabado de otros.
Escoger disimuladamente en la mesa, el bocado que menos guste.
Sufrir con paciencia las picaduras y molestias de los insectos, mirándolos como instrumentos de la justicia divina.
Otros cristianos más ingeniosos se ingenian mortificando el gusto absteniéndolo de alguna fruta, dulce o bocado exquisito; ora besan la tierra, ora están un breve rato con los brazos en cruz o en otra postura incómoda; ora practican varias mortificaciones que el amor de Jesús crucificado y los dolores de María Santísima inspiran a las almas fervorosas, aunque siempre con la aprobación de un prudente director.

6 comentarios:

  1. Mucho la premia ya la Virgen, pues le inspira realizar trabajo tan precioso. ¡Cuán hermosas son las estampas!
    Pida a Dios y a María, también por los pobres pecadores que visitamos su enternecedora página de amorosa hija de María.
    ¡Jesús, José y María la guarden en gracia muchos años!
    María, amada Madre, nos sumamos al homenaje de piedad filial que os ofrece Sandra.
    Paz y bien.

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    1. Dios le pague por tomarse el tiempo de leer estas humildes publicaciones.
      Paz y bien.

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  2. Gracias a Dios por los dotes que nos dio para esparcir su palabra. Gracias San por darnos esta información tan valiosa...te quiero

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    1. Gracias a Dios y a ti que te tomas el tiempo de leerlo. Por cierto que no lo escribí yo, lo saqué de un devocionario... había olvidado escribir la fuete pero aqui esta: Lavalle Nacional para uso del católico mexicano compuesto por el presbítero D. Julian G. Villalain.

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  4. Tengo en PDF una edición de 1863 del Áncora de Salvación, donde figura esto mismo (quizá sea la fuente original). Es hermoso, y muchas gracias por difundirlo; que la Virgen Purísima la bendiga y proteja siempre. Sírvase, por favor, rezar a lo menos un Avemaría por este pobre pecador; yo haré lo mismo por usted. Atentamente: Juan Pablo Accurso.

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